jueves, 1 de noviembre de 2012

Día 5. El Calafate. Perito Moreno

Bien temprano, un autobús nos recoge en el hotel para hacer la excursión minitrekking por el glaciar Perito Moreno.

El bus arroja a una manada de turistas a las pasarelas que hay junto al glaciar. La boca de Luismi y mía se abre ante semejante espectáculo natural. Es una maravilla que no te cansas de ver. Vamos recorriendo las pasarelas y cada vista nos sorprende aún más. El viento y la fina lluvia azota nuestras caras como para que seamos conscientes de que no es un sueño.


De repente un gran estruendo y gente apuntando con el dedo. Un trozo de glaciar se ha desprendido y ha pasado a convertirse en varios icebergs.


Tras un par de horas y un picnic frente a esta locura de paisaje, tomamos un barco que nos aproxima a la pared sur del glaciar. Conforme nos acercamos al glaciar más surrealista es el paisaje, las tonalidades de azules nos ciegan e intentamos captar el momento haciendo fotos compulsivamente. Las cámaras se nos mojan por la lluvia pero nos da igual, ya las secaremos.


Resulta que el glaciar está aproximadamente a la misma latitud que Londres. Yo pensaba que estábamos tan al sur del planeta que estaríamos boca abajo, y resulta que estamos en el Londres del hemisferio sur, menuda decepción, jajaja.

Nos damos una pequeña caminata forestal para llegar a los pies del glaciar.

Los guías nos ponen crampones, una base metálica con púas que se ata al calzado. Al principio andamos como si fuéramos astronautas pero conforme vamos adentrándonos en la nieve, entiendo la necesidad del complemento.


Nos damos un paseo andando por encima del glaciar, nos resulta increíble saber donde estamos. Los colores y formas son nuevos para nosotros, así que alucinamos a cada paso. Me impresiona especialmente ver el lateral del glaciar. Toda la vida tratando de entender lo que son las morrenas y no hay nada como verlo. Me pregunto si todos los profesores que explican este concepto lo habrán presenciado.


Y otra pregunta que me hago es ¿para qué sirve explicar tanta teoría? Al final, cuando necesites enterarte, te enteras.


Mientras voy caminando pienso en la textura tan adecuada que tiene el hielo para hacer mojitos. Me planteo llevarme unos camprones para picar el hielo en casa.


De repente llegamos a un sitio donde veo unas mesas con vasos. Los guías sacan unas botellas de whisky y empiezan a servirlo ¡con hielo recién cogido del glaciar! Y allí que estamos, tomando el whisky a palo seco y empujándolo con alfajorcitos. En la foto, se aprecia que nos tomamos un whisky con Balcarce.


Emprendemos el viaje de vuelta, esta vez volvemos cada uno por nuestra cuenta. En el bosque que hay de camino, tenemos tiempo para deleitarnos con la flora autóctona. El olor de la flor del Calafate es dulce y agradable. Aún no he asimilado que es primavera aquí, me llevan loca las flores. Vemos árboles peludos, parece que ellos también pasan frío.


De repente, nos damos cuenta de que estamos muy solos en el bosque, tanto que creemos que estamos perdidos. Empezamos a aligerar el paso, creo que por aquí hemos pasado ya, no recuerdo que este camino lo hiciéramos a la ida. Risas nerviosas y pasos ligeros para llegar al refugio. Conseguimos llegar, pero está vacío, el barco se ha ido sin nosotros, es lo que pensamos. Solo vemos unos chicos tomando mate pero que no tienen ni idea de cuándo es el próximo barco. Están muy tranquilos, así que decidimos tranquilizarse nosotros también.


Desde el refugio se contempla el espectáculo del glaciar. Luismi descubre que hay un gran termo de café y unas tacitas dispuestas a ser llenadas. Me siento como ricitos de oro bebiendo sopa en la casa de los osos, pero me da igual, me pongo un café y nos tomamos unos alfajorcitos que Luismi se había guardado bajo la manga. No tengo claro que nos merezcamos este placer.


Pronto veo que el resto del grupo va llegando al refugio y se va sirviendo café. Así que no éramos los últimos sino los primeros en llegar.

Volvemos a El Calafate y optamos por cenar en el restaurante más cercano al hostel, aún no aparece en lonely planet, La Esquina Varela, se llama. Nos sorprende lo delicioso que está todo. La camarera me explica cómo se hacen las berenjenas escabechadas, receta que perpetraré a mi regreso.

Susana

4 comentarios:

  1. Wow chicos!! Qué envidia!!! pasadlo genial
    Besiños

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  2. Hola Belén,
    eso intentamos, gracias.
    Un besiño!

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  3. Que bonito, lo del whisky con hielo picado os lo habia comentado Damy, yo pienso como Susana, me lo llevaria para mojitos. Besos.

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  4. Jajaja. Paula, en cuanto llegemos a Buenos Aires te doy un toque.
    Un abrazo!

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