domingo, 11 de noviembre de 2012

Día 15. San Antonio de Areco

Para el día de hoy tenemos previsto un día de lo más folclórico en el campo. Cogemos un bus desde la estación para ir a un pueblecito de la Pampa que se llama San Antonio de Areco, a unas dos horas de Buenos Aires.

Cuando el bus sale de la estación vemos la parte trasera de la misma, el barrio chabolero Villa 31 donde hay casas pintadas con el mismo estilo colorista que La Boca. También veo un mercado que me hubiera gustado patear, pero por lo visto es un barrio muy chungo. Ciudad de contrastes donde justo al otro lado de las vías del tren hay rascacielos impresionantes.

Tras las dos horas de bus, dejamos las maletas en la modesta terminal y vamos a pasearnos por el pueblo, que está en plena celebración de la Fiesta de la Tradición, es domingo y es el día grande. Hay un escenario en la plaza mayor donde un señor exalta el orgullo gaucho y presenta el comienzo del desfile con unas parejas que danzan orgullosos los bailes tradicionales.

 

Después, nos paseamos por el pueblo, donde los vecinos están con las sillas en las puertas de sus casas esperando que pase el desfile de caballos. Vemos hileras de caballos preparados para salir, pero cuando creíamos que no podíamos ver más caballos, nos vamos a un parquecito del pueblo y vemos auténticas hordas de caballos viniendo de todas partes. Caballos y más caballos por dondequiera que miramos. Creo que no hay ni un solo caballo en Argentina que no esté aquí.


Tras un rato de "salsear" por el pueblo y sus tiendas de plateros, decidimos que ya hemos visto suficientes caballos y nos volvemos a la terminal, donde nos recoge un remis para ir a la estancia. Tengo que reconocer que tengo un poco de miedo de encontrarme un ejército de turistas desembarcando de un autobús para llenarse la panza de carne en la estancia.

Por el camino de barro vamos viendo vacas y ¡más caballos! hasta llegar a la Estancia La Porteña. Al llegar, nos recibe Lourdes, que pertenece a la familia propietaria de la estancia. Nos presenta a los perros, que desde ese momento nos siguen fielmente a todos sitios. Nuestra habitación está en una casa del siglo XIX, rodeada de un jardin precioso (obra del paisajista que también proyectó los jardines de Palermo). Me gusta este sitio porque tiene el aspecto de antiguo, sin embargo no es un lugar pijo, parece que han sabido respetar las costumbres sin estridencias ni ostentaciones con un buen equilibrio entre comodidad y autenticidad.



Así que, despejados mis miedos iniciales al turismo masivo, al salir de nuestra habitación, vemos una familia que está comiendo unas empanadas recién hechas y nos sumamos al aperitivo. La familia es norteamericana, de Oakland, así que mantenemos una interesante conversación con ellos a veces en español y otras veces en inglés. Mateo, uno de los hijos, estudia historia española, por lo que le interesa mucho nuestras costumbres.


Al rato, suena una campana, Lourdes nos explica que campana es igual a comida, así que aprendo rápidamente la lección y vamos a la casa principal donde hay varias mesas puestas. Compartimos la comida con otros invitados que han venido a pasar el día y también con los propietarios. La comida, no podría ser otra cosa que un rico asado con sus choricitos criollos, su asado y su vacío. Las ensaladas y verduras para acompañar nos emocionan de la alegría que nos da comer vegetales. No hablo de la ensalada de frutas de postre con sus fresas de temporada que nos saben a gloria.




Al terminar la comida, viene Francisco y su tímido hijo de 11 años, Tomás que nos deleitan con una guitarreada gaucha. Me gusta mucho un estilo que ellos llaman campero, la música suena triste pero es bonito. Después, Tomás y Cecilia (una chica polivalente) nos deleitan con varios bailes tradicionales. La verdad es que es una pena que el público no esté muy animado ya que nadie quiere acompañar a los bailarines.


Ahora ha llegado el momento en el que Luismi y yo nos estrenamos con los caballos. Vamos con la familia californiana y con los gauchos Francisco y Tomás. Yo me monto en la yegua Tostada y Luismi en Coca. Y partimos todos de paseo por la finca, cual señoritos andaluces. Para ser la primera vez que monto a caballo, me parece fácil, claro que vamos despacito y el recorrido es corto. Francisco nos canta una canción que su abuelo cantaba a su abuela para que se derritiera, se llamaba "sueño" y es muy romática. Me parece que es un lujo estar aquí rodeada de todas estas personas.


Al bajar de Tostada noto cómo mis piernas andan arqueadas y entoces pienso que por fin he comprendido la expresión "parece que se acaba de bajar del caballo". Cuando recupero mi forma de andar normal, suena la campana, recuerdo: campana = comida. Es la hora del té y tenemos la mesa preparada con emapanadas dulces rellenas de membrillo, tortas, scones, buñuelos, mmm, qué rico, pruebo uno de cada y ya me quedo contenta ¡esto es vida!


Nos dedicamos la tarde a descansar y a escribir en el blog, como ya hiciera el escritor Ricardo Güiraldes que pasó largas temporadas en La Porteña para inspirarse y escribir sobre los gauchos, uno de ellos era el abuelo de Francisco.

También paseo un rato por el jardín haciendo fotos, viendo comida cruda y viva con patas por doquier: gallinas, cerdos, pavos, vacas... En el jardín, asisto a una curiosa pelea entre perros y cerdos, los cerdos pobrecitos asustados dejándose amedrentar por los perros que ladran a su alrededor cual abusones. ¡Qué penica dan los cerdos! pero qué ricos que están...



Y llega la hora de la cena, donde nos reunimos con nuestros amigos americanos para compartir una velada muy amena en el antiguo salón comedor. Curiosamente no hay carne para cenar sino un pastel de verduras y unos pankeques rellenos. De postre pruebo por fin el famoso flan argentino con dulce de leche, que no me defrauda. La decoración del saloncito nos da la sensación de estar en dos siglos más atrás, a la luz de las velas, pienso que estas sensaciones son de película.




Nuestros fieles amigos caninos nos guardan la puerta:


Creo que no hace falta decir que dormimos como angelitos. No quiero que llegue mañana y me tenga que ir de aquí.

3 comentarios:

  1. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10201598336426828&set=gm.530123460369795&type=1&theater
    Este hombre utiliza sus fotos en facebook

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    1. Muchas gracias por avisar.

      Entré en Facebook y vi las fotos, pero no sé por qué este hombre hizo eso.

      Ahora parece que ya no están las fotos.

      Un saludo.

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  2. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10201598336666834&set=gm.530123460369795&type=1&theater

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