Muy feo se ha presentado por la mañana el día de hoy, justo
cuando necesitábamos buen tiempo para hacer la ruta de los 7 lagos. Ayer
tuvimos que poner el aire acondicionado en el coche y hoy nos hemos despertado
con sensación térmica por debajo del cero y lluvia.
Al abandonar San Martín de los Andes, para conocer el estado
de la carretera de ripio de nuestra etapa de hoy, nos hemos detenido un minuto
en la puerta de la oficina de turismo con el coche aparcado más o menos bien.
Pues no ha tardado ni 40 segundos en aparecer un coche de la policía pegando
golpes de sirena para ahuyentarnos. Creo que nos vigilaban desde que llegamos
la noche anterior, los muy sabuesos.
La ruta de los 7 lagos es un trayecto de más de 100 Km.
entre San Martín y Villa La Angostura, de los cuales 37 son de ripio, y que
permite visitar numerosos lagos andinos que van quedando a ambos lados de la
carretera.
A modo de resumen, os voy a poner dos fotos: una del
comienzo de la ruta (más o menos los 6 primeros lagos) y otra del final de la
ruta (el último lago, ya de regreso casi en Bariloche)…
Claramente se deduce de estas fotos de introducción que
hemos tenido la suerte de que se arregle el tiempo antes de acabar la excursión
de la jornada de hoy y nos hemos podido ir a casa con buen sabor de boca cuando
todo parecía que iba a resultar en un día para el olvido.
La visita a los primeros lagos ha consistido en un llegar,
abrigarse, hacer una foto rápida y salir pitando de allí. Muy decepcionante.
Aún así, hemos sacado algo de zumo de alguna de las paradas.
Por ejemplo, en uno de los lagos, ya con hambre, nos hemos metido en una
hostería medio abandonada que anunciaba comidas y hemos dado con un lugar muy
particular, regentado por una nativa Mapuche que estaba cocinando pollo y nos
ha atendido muy amablemente saciando nuestra curiosidad sobre la historia de
Argentina y los pueblos indígenas.
Otra de las cosas que estamos observando allá donde vamos,
no importa la latitud, es que hay muchos perros aparentemente abandonados,
todos ellos campando a sus anchas por terreno rural o urbano. Al principio nos
daban respeto, pero ahora ya hasta posamos junto a ellos en las fotos, para
tener un recuerdo de los animalejos que nos hicieron más agradable la visita.
Bien con lluvia, niebla y cielos grises, bien con sol y
cielos despejados, lo que sí que llama la atención de todos los lagos de esta
zona es el precioso color aturquesado que tienen sus aguas, al parecer por las
cenizas de volcán posadas en sus fondos.
Tras las lluviosas etapas de los lagos y 37 Km. de carretera
de ripio realmente incómoda para los pasajeros y destructiva para los
amortiguadores del coche, nos esperaba el acogedor pueblo de Villa La
Angostura, típico lugar de montaña, nieve, pesca, casas de madera y chimeneas
encendidas.
Ha sido durante nuestra corta estancia en este lugar que el clima
nos ha dado un par de sorpresas. Primero dejando caer unos escasos copos de
nieve y después clareando y soleando lo suficiente como para darle a nuestra
cámara de fotos otra gama de colores. El tiempo de comer y tomar postre ha sido
suficiente para que la Patagonia muestre todo su potencial cambiante, hecho que
ya no nos sorprende. Lo que sí nos maravilla todavía es entrar a una confitería
o cafetería y encontrarnos con obras maestras pasteleras…
Con el azúcar por las nubes, hemos puesto rumbo a casa, ya
con buen tiempo y ganas de hacer paradas en cada arcén para hacer nuevas fotos
junto al lago más grande de los alrededores, el Nahuel Huapi, que significa “isla
del tigre”, aunque se piensa que es un antiguo error de traducción, ya que
realmente el único felino que habita esta zona es el puma.
Entrando de regreso en Bariloche, no hemos podido evitar
hacer un homenaje a nuestra querida Ruta 66 en su equivalente argentina, la
ruta 40, ante las pitadas de saludo de los camioneros.
El último rincón de Bariloche que nos quedaba por visitar
era su catedral, obra neogótica del arquitecto Alejandro Bustillo. Bueno, de
los que teníamos programados, porque estoy seguro que esta ciudad y sus
alrededores da como para llenar dos semanas completas sin aburrirse. En su
interior, monotonía y tamaño pequeño-mediano. Sin embargo, algo nos ha retenido
durante algunos minutos: una misa (!!!). Resulta que los feligreses se sientan
alrededor del párroco y éste cuenta batallitas con una mínima carga de
moralidad y en tono distendido, incluso entre graciosas anécdotas y risas. Nos
ha parecido tan distinto a lo que conocíamos que ahora las misas españolas nos
parecen aún más rancias y anticuadas.
Antes de conducir hasta casa hemos tenido la suerte de
toparnos en la calle con el comienzo de una gran manifestación contra el actual
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que por lo que estamos aprendiendo
estos días no puedo más que ver como una vergüenza para mi apellido. La
manifestación, también gran cacerolada, parecía bastante exitosa dada la
población de Bariloche y ha terminado llenando la plaza del centro, lugar
habitual de otras manifestaciones, como las realizadas en defensa de la memoria
de los caídos en batallas de falsa bandera. En esta foto se puede observar las
típicas pintadas que representan a las madres de los caídos, que siguen
peleando por que se haga justicia en este asunto.
Al llegar a nuestro alojamiento hemos tenido la suerte de
charlar un buen rato más con Rolo y Alicia, los dueños de la casa. Y digo
suerte porque además de ser conversaciones muy agradables nos están explicando
un montón de eventos de la historia reciente de Argentina. Diría que ya casi
estamos al corriente del hilo principal de las últimas décadas. Mañana dejamos
Bariloche y vamos a echar mucho de menos estas reuniones con nuestros nuevos
amigos.
Luismi
Vos sos Dios?
ResponderEliminarJejeje, todas las paridas que diga a partir de ahora son de Alejo y Valentina, que son muy famosos por esas tierras
Salvi