Aunque hoy ha sido un día de vuelo interno, estar programado
para las 15h no nos ha anulado por completo la jornada y hemos tenido tiempo
para hacer alguna que otra actividad interesante tanto antes como después del
vuelo.
En El Calafate, durante la mañana, teníamos el tiempo
suficiente para ir a visitar la Reserva Natural del Lago Nímez, a los pies de
la propia ciudad, y comer. Esta laguna es un humedal apéndice del enorme lago
Argentino y es muy importante para la conservación de diversas especies de
aves. Me ha recordado bastante al Parque Regional de las Salinas de San Pedro
del Pinatar aunque he de confesar que en la laguna Nímez he podido divertirme
más, si aceptamos “avistamiento de aves” como diversión.
Bueno, esto lo digo en tono de broma porque realmente es un
paseo muy interesante y la gran cantidad de aves que se observan hacen la
visita muy amena. En particular, en la zona de los juncos hemos sido testigos
de un gran espectáculo de una de las especies de aves que hacen vuelos rasantes
para cazar.
Tras la excursión, nos hemos ido al centro a buscar local de
comidas pero no hemos llegado hasta allí, puesto que nos hemos aventurado a
callejear por las cuadras menos turísticas con la misión de conocer el “Calafate
profundo” y nos ha gustado más. ¿Y qué hemos encontrado? Pues primeramente, y
tal vez lo mejor, calles sin turistas (excepto los murcianicos cotillas). Y a
continuación, los locales frecuentados por los verdaderos habitantes del
pueblo, con precios más razonables.
Como buscábamos víveres, una confitería y un restaurante han
sido nuestras “presas” y ha sido un éxito. Concretamente, el segundo, un local
llamado Il Postino, ha sido un
acierto porque preparan pastas artesanales riquísimas. Aunque preparan comidas
para llevar también se puede comer allí y nos hemos atizado un barato pero
completísimo menú de empanadas, pasta fresca rellena y estofado de carne
riquísimos.
El callejeo por esta zona “periférica” menos frecuentada nos
ha hecho pensar en la forma de las poblaciones argentinas y hemos encontrado un
patrón común. Al ser relativamente jóvenes, se han diseñado de manera más
práctica estando urbanizadas en cuadrícula de cuadras de 100 metros, con las
calles principales asfaltadas y el resto, bastante descuidado, son calzadas de
tierra sin aceras.
No por la forma de cuadrícula sino más bien por el aspecto de
la ciudad, el frío que se respira y la cercanía con la naturaleza más agreste
(lagos, bosques, vientos e incluso animales sueltos), me he sentido como el urbanita
Dr. Fleishman en Cicely.
Después, el vuelo ha sido muy eficiente. Hemos llegado con
el tiempo justo para facturar y esperar poco el embarque. Durante esa corta
espera he aprovechado para “enjutar” con el portátil y avanzar en el blog.
El
vuelo ha salido más que puntual e incluso hemos llegado antes de lo previsto.
Por cierto, casi estrenábamos aeronave, comprada hace tan sólo un mes a
nuestros “rivales” comerciales yanquis. Hemos sobrevolado regiones de los Andes
realmente espectaculares.
Ya en Bariloche, un coche nos ha dejado en la puerta de Alto
Rolando, nuestro alojamiento en esta etapa del viaje: un departamento rústico
regentado por los amabilísimos Rolo y Alicia. Tras la bienvenida nos hemos
dirigido a conocer los alrededores dirección centro en busca de chocolaterías y
agencias de viaje donde zamparse un alfajor de categoría y contratar
excursiones para los próximos días, respectivamente. Pero los detalles sobre
Bariloche llegarán a partir de mañana… ;-)
Me despido con un par de últimas anécdotas: muy cerca del
departamento hay una escuela donde parece que enseñan lo mismo que enseñamos
Susana y yo, es decir, formación profesional de informática, así que nos
apuntamos como tarea pendiente hacer una visita sorpresa para conocerla y
presentarnos a los Mojamutos que enseñen y estudien allí. Y por otro lado, en el centro había algún tipo de evento celebración con puestos callejeros y escenario con músicos, todo bastante cutre pero con un ambiente muy animado.
Luismi
Una cosa esta clara: estáis comiendo muy bien!!!!
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