Ya que ayer hicimos una completísima excursión con
navegación cerca del glaciar Perito Moreno incluida, para hoy hemos descartado
el tour de 3 glaciares en barco, que se presentaba algo monótono, y en su lugar
nos hemos inclinado hacia un viaje en bus de línea regular a un pueblo llamado
El Chaltén y ruta a pie por libre.
El Chaltén es un pueblo de reciente aparición para explotar
el turismo de montaña por su cercanía al pico Fitz Roy y otros menos populares.
Es tan joven que nosotros hemos nacido antes, pero está en pleno auge por el
aumento de visitantes. Para llegar a él hay que transitar parte de la famosa
Ruta 40, que es la versión suramericana de la Ruta 66 estadounidense.
El trayecto ha durado algo más de tres horas y es habitual
que el chófer haga una pausa para descansar cada dos horas. En la parada de hoy
hemos encontrado este curioso cartel de distancias a algunas de las ciudades
más importantes del mundo.
Justo antes de llegar a nuestro destino, el bus ha parado de
nuevo para visitar brevemente el centro de acogida de visitantes, donde un guía
nos ha dado una breve charla con indicaciones de qué vamos a encontrar y qué
debemos o no debemos hacer durante nuestras excursiones. El susto nos lo ha
dado cuando nos ha explicado que debemos informar de avistamientos de pumas si
es que conseguimos sobrevivir (!!!). Cuando nos ha visto la cara de perplejidad
a todo el grupo, ha empezado a reírse y ha confesado que sólo quería saber si
estábamos prestando atención. Ja.
Las bromas con pumas están muy bien, nos hemos reído, aunque
es cierto que es posible encontrarlos y es necesario seguir ciertas
precauciones, sobre todo si con quien te encuentras es al Puma, con su pelazo y
su micrófono cantándose un tema entre la maleza; las bromas que no hacen mucha
gracia son las del clima patagónico. En cuanto hemos iniciado nuestro paseo
mochilero ha empezado a llover de costado que daba igual que fueras embutido en
plástico, te ibas a mojar y helar igual. Solución urbanita de los murcianicos: resguardarse
en un local a comer los bocadillos, tomar un chocolate caliente y ver cómo el
resto de los aventureros, envidiados por su valentía, sí se atrevían a iniciar
sus rutas.
Mientras tanto, nosotros demostrábamos nuestro valor
eligiendo de la carta chocolates que nunca antes habíamos probado. ¡Ataque de
locura! Susana ha demostrado estar más loca eligiendo un “submarino”, frente a
mi clásico chocolate a la taza, pero le ha costado lo que viene siendo una
columpiada, como se puede observar a simple vista en estas fotos…
En cualquier caso, la victoria ha sido de los dos, porque el
tiempo ha vuelto a dar un giro en ese ratito y nos ha permitido emprender,
aunque no os lo creáis, nuestra deseada caminata de varios kilómetros. El
destino del Fitz Roy requería 4+4 horas, demasiadas si tienes que volver a
Calafate por la tarde, así que hemos elegido un destino que requería 1+1 con
llegada a una cascada de agua. Buen cambio ¿verdad?
Por el camino se seguía un río con agua del deshielo que en
el silencio de la naturaleza hacía un agradable sonido que parecía un CD de
relajación o la prealarma de los móviles modernos (unos sonidos muy chill
previos al auténtico zumbido de la alarma que se acerca). Lo sufro cada mañana
por el nuevo celular de Susana.
Un poco más adelante hemos observado los efectos de las
crecidas de estos ríos, que al inundar gran parte del valle hace que los
árboles mueran quedando un escenario bastante tétrico típico de una película de
Tim Burton.
Y finalmente hemos alcanzado nuestro destino, el Chorrillo
del Salto. Estábamos orgullosos de no habernos perdido en una ruta de nula/baja
dificultad que sigue el cauce de un río, así que hemos decidido crear un
auténtico “book” de fotos junto a la cascada, que bien podría ser el próximo
catálogo de otoño del Lidl.
Después de un trabajo bien hecho (y aquí os dejo con la duda
de si me refiero al de fotografía o al de trekking), hemos bajado al pueblo con
la idea de dirigirnos a otra ruta que acaba en un mirador de aves pero, cosas
del destino, un kiosko-bar se ha interpuesto en nuestro camino y nos hemos
cascado un litro de cerveza Quilmes edición especial. Al sol y con la música
del kiosko de fondo, hemos pasado un poco de frío pero el litrico ha entrado
como si fuera agua.
Antes de abandonar El Chaltén hemos tenido un ratico para ir
a curiosear por las dos escuelas del lugar: la de primaria y la de secundaria.
Tenían muy buen aspecto, sin faltarles una biblioteca con un estante para
trofeos de competiciones escolares que todo centro que se precie debe tener. Aunque
lo que más nos ha gustado es que los alumnos dejan en la puerta las bicis sin
necesidad de candado y que mantienen una huerta orgánica escolar…
El hambre empezaba a hacer mella y otro local nos ha frenado,
esta vez la famosa chocolatería “La Abuela Goyé”. No nos hemos podido resistir
a probar el chocolate en rama, que hemos pagado a precio de oro, incluso mucho
más caro que los bombones belgas Godiva, aunque de peor calidad, por lo que nos
hemos ido de El Chaltén con ganas de compensar la timada.
¿Y dónde lo hemos compensado? Pues ya en El Calafate, en un
sitio que debería ser ilegal de lo bueno que hacen el cordero. Aconsejados por
varias fuentes, hemos cenado en Don Pichón su popular cordero patagónico y un
vinito Malbec de Mendoza, la región vinícola por excelencia en Argentina. De botellas
de tamaño pequeño, sólo había dos vinos para elegir y ya sabéis cuál es nuestro
experto criterio: elegir siempre el segundo vino más barato, tratando de evitar
la vergüenza de pedir el más barato. Sin embargo, nuestro algoritmo ha entrado
en un bucle infinito porque se daba la paradoja de que el segundo más barato era
el más caro y al mismo tiempo el segundo más caro era el más barato. Hemos
tenido que reiniciar el cerebro y dejar que la camarera eligiera por nosotros.
En cualquier caso, estaba muy bueno y ha sido un compañero de lujo para el
cordero, auténtica estrella de nuestra mesa.
Luismi
Estáis hechos unos artistas!!! Total la foto de Su con el pelo ondeando al viento!!!! H
ResponderEliminarMi padre estaría flipando si le enseñara las dos últimas fotos ¡¡que pinta tiene!!
ResponderEliminarJajaja. María, no sé a qué esperas ;-) Un besico!
ResponderEliminarVaya comidas!!!, os envidio mucho y a la vez me alegro por vosotros. La pareja perfecta. ¿Llegaré yo a viajar así?, ¿lo haré acompañado?. Un fuerte abrazo, toposos. Javi ;9
ResponderEliminarJavi, por supuesto que viajarás así y mejor. El acompañamiento será el que tú decidas. Un abrazo toposo ;)
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