martes, 6 de noviembre de 2012

Día 10. Bariloche. Cerro Tronador


Ayer olvidamos comentar lo que nos encontramos al llegar al departamento donde estamos alojados en Bariloche. Por la mañana, habíamos dejado una bolsa con ropa sucia para que la lavaran y la persona que la retiró nos dejó amablemente una nota que nos resultó muy curiosa por la terminología empleada. Seguro que deducís las palabras desconocidas, aunque a nosotros nos llevó un ratito…


En el desayuno nos hemos acabado la tarta galesa que compramos ayer y que está buena pero no justifica su elevado precio. Ya sabéis, si no probamos cosas nuevas... ¿para qué viajar?


Después de la excursión de ayer, que no estuvo nada mal pero contó con dos de los ingredientes que menos nos gustan en un viaje (grupos numerosos y visitas a fábricas con ánimo de vender), la segunda excursión contratada en Bariloche prometía un cambio de aires. Una caminata de montaña de entre 4 y 5 horas y más de 20 Km. no es del agrado del común de los turistas.

Y la previsión no nos ha fallado, por dos motivos. Primero que el grupo lo hemos formado un guía y menos de 20 senderistas, de habla inglesa o castellana y con edades muy dispares, sin suponer esto en ningún momento un inconveniente para la fluidez de la marcha. ¡Y eso que una señora ya había cumplido los 71 años! En segundo lugar porque se trataba de disfrutar de la naturaleza en estado puro. Nuestras piernas y una mochila con víveres han bastado.


Vuelvo al inicio, que me estoy adelantando. Por supuesto, antes de la caminata hemos tenido que desplazarnos en bus hasta el interior del Parque Nacional Nahuel Huapi y pagar las respectivas entradas al mismo. Todos los parques nacionales requieren un ticket cuyo precio es algo caro, más elevado si eres extranjero por cierto, pero me parece justo dado que la visita compensa enormemente y además los cuidan muchísimo.


El bus que nos ha tocado hoy era bastante antiguo y ha resultado algo molesto ir dentro respirando parte de los humos que el propio motor generaba. Es una pena que es estos parajes naturales tan especiales sufran la contaminación de vehículos antiguos. Empiezo a valorar que en España tengamos vehículos mucho más modernos.



De camino hemos pasado por una nave de la cervecera Quilxxx y también aparecía el logo de Pepxx (evito los nombres), por lo que deduzco que pertenece a este gigante multinacional de bebidas. Para un antiglobalización como yo, me entristece ver que al final, casi todas las marcas pertenecen a este grupo o a CoxxCoxx.

El fin del trayecto nos ha dejado en un lugar bautizado como Pampa Linda. Se trata de un pequeño paraje con unas pocas casetas de madera desde donde empiezan los senderos.


En las dos horas de bus y, por supuesto, ya durante el resto de la excursión, hicimos amistad con una pareja de jóvenes vascos que están haciendo un viaje muy parecido al nuestro. A nosotros se nos hizo mucho más ameno el camino al charlar con ellos, espero que haya sido mutuo.

Más de 10 Km. después obtuvimos nuestra recompensa: un cómodo paraje desde el que comer y observar el Cerro Tronador, un lugar muy peculiar. Se trata de un volcán que no hace mucho tuvo una erupción muy violenta, casi una explosión por la presión acumulada, y dio lugar a 3 picos de alturas similares que se reparten entre Chile y Argentina a uno y medio cada país. Y las vistas nos llevan a uno de los glaciares más populares, el Tronador, que desemboca en un precipicio de 600 metros y las avalanchas de nieve rugen desde muy lejos, como pudimos comprobar. Fue todo un lujo comer en aquel lugar y hacerlo un día tan bueno de sol y temperatura.


A la vuelta hicimos una breve parada en otro lugar llamado el Ventisquero Negro, un glaciar cuyo hielo arrastra una gran cantidad de sedimentos que le dan ese color tan oscuro. Se podría decir que es un glaciar de hielo negro, espero que se aprecie en estas fotos que hicimos intentando disimular que no nos molestaba el helado viento, aquí sí, que nos golpeaba…


Después de pasar calor y frío, hemos creído conveniente darnos un capricho y hemos peregrinado las chocolaterías del centro. Eso sí, en cada una de ellas comprábamos una sola cosa luchando contra nuestras ganas de comérnoslo todo.


Como teníamos planeado dejar el apartamento para conducir hasta San Martín de los Andes por una noche, fuimos a buscar a nuestros anfitriones Rolo y Alicia y acabamos pasando un rato muy agradable de charla. Además, nos han gestionado el alquiler de coche muy cómodamente. Resulta muy constructivo hablar con personas de otro país que han vivido otra “historia”, con hechos parecidos pero otros no tanto. Gracias a estas conversaciones estamos aprendiendo muchísimo del transcurrir de Argentina en sus últimas décadas. Como anécdota interesante, nos contaron que hace poco un grupo de personas intentó derribar una estatua que hay en el centro de Bariloche porque es de un personaje muy polémico, un tal Julio Roca montado a caballo. Se trata del comandante que inició a finales del XIX la campaña llamada “conquista del desierto”, durante la que se marchó contra los pueblos amerindios y se tomó el dominio de la Pampa y la Patagonia.


Luismi

3 comentarios:

  1. No me ha costado nada averiguar las palabras de la notita! jajaja... dentro de lo que cabe haber vivido con una uruguaya un año ha hecho mucho ;) seguid pasándolo genial ! un abrazo!

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  2. ¡Yo quiero tarta galesa!!!!, buenos días aquí son las 13:04 del domingo 11... No se si estáis en en mismo día ya...jajajaj. Me impresionan esos paisajes. Un besazo, gracias por el blog ;)

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  3. un lugar bastante hermoso, y en el trayecto nos encontramos con grandiosos paisajes de los cuales se pueden disfrutar, nos llevaremos grandes y gratos recuerdos, lo leí en este articulo cabañasenhidalgo.com

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