Ayer olvidamos comentar lo que nos encontramos al llegar al
departamento donde estamos alojados en Bariloche. Por la mañana, habíamos
dejado una bolsa con ropa sucia para que la lavaran y la persona que la retiró
nos dejó amablemente una nota que nos resultó muy curiosa por la terminología
empleada. Seguro que deducís las palabras desconocidas, aunque a nosotros nos
llevó un ratito…
En el desayuno nos hemos acabado la tarta galesa que
compramos ayer y que está buena pero no justifica su elevado precio. Ya sabéis,
si no probamos cosas nuevas... ¿para qué viajar?
Después de la excursión de ayer, que no estuvo nada mal pero
contó con dos de los ingredientes que menos nos gustan en un viaje (grupos
numerosos y visitas a fábricas con ánimo de vender), la segunda excursión
contratada en Bariloche prometía un cambio de aires. Una caminata de montaña de
entre 4 y 5 horas y más de 20 Km. no es del agrado del común de los turistas.
Y la previsión no nos ha fallado, por dos motivos. Primero que
el grupo lo hemos formado un guía y menos de 20 senderistas, de habla inglesa o
castellana y con edades muy dispares, sin suponer esto en ningún momento un
inconveniente para la fluidez de la marcha. ¡Y eso que una señora ya había
cumplido los 71 años! En segundo lugar porque se trataba de disfrutar de la
naturaleza en estado puro. Nuestras piernas y una mochila con víveres han
bastado.
Vuelvo al inicio, que me estoy adelantando. Por supuesto,
antes de la caminata hemos tenido que desplazarnos en bus hasta el interior del
Parque Nacional Nahuel Huapi y pagar las respectivas entradas al mismo. Todos
los parques nacionales requieren un ticket cuyo precio es algo caro, más
elevado si eres extranjero por cierto, pero me parece justo dado que la visita
compensa enormemente y además los cuidan muchísimo.
El bus que nos ha tocado hoy era bastante antiguo y ha
resultado algo molesto ir dentro respirando parte de los humos que el propio
motor generaba. Es una pena que es estos parajes naturales tan especiales
sufran la contaminación de vehículos antiguos. Empiezo a valorar que en España
tengamos vehículos mucho más modernos.
De camino hemos pasado por una nave de la cervecera Quilxxx
y también aparecía el logo de Pepxx (evito los nombres), por lo que deduzco que
pertenece a este gigante multinacional de bebidas. Para un antiglobalización
como yo, me entristece ver que al final, casi todas las marcas pertenecen a
este grupo o a CoxxCoxx.
El fin del trayecto nos ha dejado en un lugar bautizado como
Pampa Linda. Se trata de un pequeño paraje con unas pocas casetas de madera
desde donde empiezan los senderos.
En las dos horas de bus y, por supuesto, ya durante el resto
de la excursión, hicimos amistad con una pareja de jóvenes vascos que están
haciendo un viaje muy parecido al nuestro. A nosotros se nos hizo mucho más
ameno el camino al charlar con ellos, espero que haya sido mutuo.
Más de 10 Km. después obtuvimos nuestra recompensa: un cómodo
paraje desde el que comer y observar el Cerro Tronador, un lugar muy peculiar.
Se trata de un volcán que no hace mucho tuvo una erupción muy violenta, casi
una explosión por la presión acumulada, y dio lugar a 3 picos de alturas
similares que se reparten entre Chile y Argentina a uno y medio cada país. Y las
vistas nos llevan a uno de los glaciares más populares, el Tronador, que
desemboca en un precipicio de 600 metros y las avalanchas de nieve rugen desde
muy lejos, como pudimos comprobar. Fue todo un lujo comer en aquel lugar y
hacerlo un día tan bueno de sol y temperatura.
A la vuelta hicimos una breve parada en otro lugar llamado
el Ventisquero Negro, un glaciar cuyo hielo arrastra una gran cantidad de
sedimentos que le dan ese color tan oscuro. Se podría decir que es un glaciar
de hielo negro, espero que se aprecie en estas fotos que hicimos intentando
disimular que no nos molestaba el helado viento, aquí sí, que nos golpeaba…
Después de pasar calor y frío, hemos creído conveniente
darnos un capricho y hemos peregrinado las chocolaterías del centro. Eso sí, en
cada una de ellas comprábamos una sola cosa luchando contra nuestras ganas de
comérnoslo todo.
Como teníamos planeado dejar el apartamento para conducir
hasta San Martín de los Andes por una noche, fuimos a buscar a nuestros
anfitriones Rolo y Alicia y acabamos pasando un rato muy agradable de charla.
Además, nos han gestionado el alquiler de coche muy cómodamente. Resulta muy
constructivo hablar con personas de otro país que han vivido otra “historia”,
con hechos parecidos pero otros no tanto. Gracias a estas conversaciones
estamos aprendiendo muchísimo del transcurrir de Argentina en sus últimas
décadas. Como anécdota interesante, nos contaron que hace poco un grupo de
personas intentó derribar una estatua que hay en el centro de Bariloche porque
es de un personaje muy polémico, un tal Julio Roca montado a caballo. Se trata
del comandante que inició a finales del XIX la campaña llamada “conquista del
desierto”, durante la que se marchó contra los pueblos amerindios y se tomó el
dominio de la Pampa y la Patagonia.
Luismi
No me ha costado nada averiguar las palabras de la notita! jajaja... dentro de lo que cabe haber vivido con una uruguaya un año ha hecho mucho ;) seguid pasándolo genial ! un abrazo!
ResponderEliminar¡Yo quiero tarta galesa!!!!, buenos días aquí son las 13:04 del domingo 11... No se si estáis en en mismo día ya...jajajaj. Me impresionan esos paisajes. Un besazo, gracias por el blog ;)
ResponderEliminarun lugar bastante hermoso, y en el trayecto nos encontramos con grandiosos paisajes de los cuales se pueden disfrutar, nos llevaremos grandes y gratos recuerdos, lo leí en este articulo cabañasenhidalgo.com
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