Nuestro primer acercamiento a Buenos Aires ha sido bastante
breve pero hemos salido beneficiados porque ha empezado un temporal de lluvia a
nuestra marcha de la ciudad. De hecho, por poco no tenemos que salir nadando de
allí, por lo que hemos oído después en las noticias. Lo que sí sufrimos, debido
a las lluvias, fue un breve corte de luz y agua justo cuando nos despertamos
para dejar el hotel. De haberse prolongado nos habría impedido nuestra urgente
desinfección que ya empezaba a ser hasta visible.
En esta ocasión hemos volado desde Aeroparque, en un vuelo
doméstico, y el retraso ya no nos ha sorprendido, los asumimos con naturalidad
y nos sentamos a leer o escribir. Con los periódicos locales nos hemos hecho
una rápida idea de los temas de actualidad en este país que, lamentablemente,
giran en torno a la maldita economía, como en casi todos los rincones del
globo.
Casi como si estuviéramos drogados, el vuelo transcurre
entre risas por dos motivos. Por un lado, justo detrás nos toca una pareja de
estirados turistas de la Europa “rica” que nos da toques de atención a cada
rato. Que reclinamos nuestro asiento 3 grados, toque de atención; que bajamos
la cortina de la ventanilla, toque te atención. Probablemente Salva se esté
acordando ahora mismo del “golpe de remo”. Cada vez que notábamos sus manos en
nuestros hombros, nos entraban la risa y unas inexplicables ganas patriotas de
seguir metiéndoles el dedico en el orto.
El otro motivo es mucho más surrealista. (Paréntesis absurdo) Resulta que un
pequeño arácnido nos ha acompañado todo el vuelo colgado de la ventanilla de
nuestra fila. La hemos llamado “Arañeja del Calafate” porque al parecer es
originaria de este lugar y volvía de regreso para celebrar halloween con los
suyos. No le han dado bocadillo y nos hemos quejado por ello. (Fin del paréntesis absurdo)
Ya en Puerto Madryn, nos hemos instalado en un hostel regentado por un francés y hemos
salido a explorar los alrededores. Nuestro destino inicial ha sido el paseo
marítimo, lugar de recreo de los lugareños, que pasean con sus termos colgados
del hombro y se reúnen por allí a tomar mate.
No sólo es la parte más bonita de Madryn sino que además
tratábamos de localizar a Marcelo, un conocido de nuestra amiga Irene. Trabaja en
una escuela de buceo y, con sus compañeros de trabajo, nos han recibido muy
bien, con sentada y charla en torno al mate incluidas. Nos ha ofrecido una
selecta excursión para nadar con lobos marinos pero nos ha sido imposible
aceptarla por falta de tiempo. También nos ha dado mucha información y
sugerencias que le agradecemos enormemente.
El olor a mar ha sido probablemente la mejor sensación con
que nos ha recibido Madryn. Esa mezcla de aromas de agua salada, arena mojada y
algas que inconscientemente nos ha transportado durante el paseo a nuestras
playas en Murcia.
Descartadas las generosas ofertas de Marcelo, nos hemos
dispuesto a contratar una excursión organizada para mañana por Península Valdés
y a buscar un lugar para cenar. Con antojo de marisco nos hemos dirigido a unos
de los restaurantes más populares del lugar, que no necesariamente de los más caros
en este caso, y allí hemos tomado una rápida cena luchando contra el sueño. Yo
por mi parte, mientras nos preparaban los platos, he decidido unilateralmente
siestear con disimulo y sólo los flashes de la cámara en manos de Susana me han
espabilado un poco, como se puede comprobar en mi cara en esta foto…
El camarero nos ha taladrado las orejas con su palique, que
resultaba más o menos gracioso, pero nosotros estábamos con más ganas de
terminar de cenar e ir a dormir que de seguirle el rollo, así que hemos acabado
con las raciones con urgencia y nos hemos despedido sin querer mirar atrás.
De camino a casa, teníamos la mente más en la excursión del
día siguiente por Península que en los recuerdos que nos ha sumado Madryn, que
no han sido demasiados. Pero nos hemos llevado una última y grata sorpresa al
asomarnos casi por casualidad de nuevo al paseo marítimo y observar que había
una enorme luna llena emergiendo del horizonte mientras dejaba su reflejo en el
mar oscuro como la noche.
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